En 2013 psicólogos de la Örebro University trabajaron con un grupo de adolescentes que sufrÃan ansiedad, depresión o estrés, además de presentar sÃntomas psicosomáticos como dolor de cuello y espalda. A la mitad se les pidió que asistieran a dos clases de baile a la semana, mientras el resto siguió su rutina cotidiana.
Al cabo de dos años, quienes se mantuvieron asistiendo a las clases de baile (en las que se ponÃa énfasis en la alegrÃa del movimiento más que en el desempeño), no solo mostraron una mejorÃa notable de los sÃntomas psicosomáticos sino que también refirieron sentirse más felices.
En otro estudio realizado en la Universidad de Derby los psicólogos trabajaron con personas que padecÃan depresión. Durante nueve semanas, estas personas recibieron clases de salsa. Las mejorÃas se comenzaron a apreciar al cabo de las cuatro semanas y, cuando terminó el estudio, los participantes reportaron menos pensamientos negativos, una mejorÃa en la concentración y una mayor sensación de paz y tranquilidad.
Sin embargo, lo cierto es que bailar no solo es un excelente recurso terapéutico. Un estudio llevado a cabo en la Deakin University desveló que bailar tiene un efecto muy positivo en nuestra vida cotidiana. Estos investigadores australianos entrevistaron a 1.000 personas y descubrieron que quienes bailaban con frecuencia no solo reportaban sentirse más felices sino también más satisfechos con su vida, en especial en sus relaciones interpersonales, su salud y los logros que habÃan alcanzado a lo largo de los años.
Curiosamente, psicólogos de la Universidad de Nueva York descubrieron un efecto similar en los niños pequeños. Estos investigadores trabajaron con 120 niños, de 2 a 5 años, a quienes expusieron a diferentes tipos de estÃmulos sonoros, algunos eran rÃtmicos e imitaban la cadencia de la música, otros eran completamente arrÃtmicos. Asà apreciaron que los niños que se movÃan siguiendo los movimientos rÃtmicos, mostraban más emociones positivas, se sentÃan más felices. Por tanto, estos investigadores concluyeron que no solo tenemos una predisposición que nos lleva a movernos al ritmo de la música sino que bailar también mejora nuestro estado de ánimo.